En esta sección de consejos de salud, abordamos tres pilares fundamentales que a veces se subestiman en la recuperación física: el descanso, el sueño y la alimentación. Como fisioterapeuta en Bilbao, Iñigo Goikoetxea siempre recuerda a sus pacientes que no basta con venir a terapia o hacer ejercicios; los hábitos de vida marcan una gran diferencia en cómo de rápido y qué tan bien sanamos de una lesión o mejoramos un dolor crónico. Veamos por qué cada uno de estos factores es clave y qué recomendaciones puedes seguir para potenciar tu bienestar:

Descanso adecuado y tiempos de recuperación
Cuando nos lesionamos o simplemente tras un entrenamiento intenso, el cuerpo necesita tiempo para reparar tejidos y adaptarse. Respetar los periodos de descanso significa no sobrecargar la zona lesionada y permitir que la inflamación baje. Ignorar el descanso puede agravar una lesión o cronificar un dolor. Un error común es querer volver a la actividad al 100% demasiado pronto; en lugar de acelerar la recuperación, esto la frena. Escucha a tu fisioterapeuta respecto a cuántos días de reposo relativo necesitas. Y descanso no implica inactividad total siempre, a veces es hacer actividades suaves o diferentes para no estresar la parte afectada. La clave es alternar esfuerzo con recuperación. Priorizar un buen descanso mejora la capacidad de recuperación, fortalece tu sistema inmunológico, reduce la inflamación y mantiene un equilibrio hormonal óptimo . Por eso, tras una sesión de fisioterapia o un entrenamiento fuerte, mímate con un tiempo de reposo, elevación de la zona lesionada si procede, frío o calor según indicado, y evita volver de lleno a la rutina sin dar margen a tu cuerpo.
Sueño de calidad
El sueño es el reparador por excelencia, tanto a nivel mental como físico. Durante las fases profundas del sueño, el cuerpo libera hormonas anabólicas (como la hormona del crecimiento) que favorecen la regeneración de músculos y tejidos. Dormir lo suficiente (por lo general 7–9 horas para un adulto) no es un lujo, es una necesidad, especialmente si estás recuperándote de una lesión. La falta de sueño puede aumentar la sensibilidad al dolor y retrasar la curación de heridas o fibras musculares dañadas. ¿Qué puedes hacer para dormir mejor? Mantén horarios regulares (acostarte y levantarte a la misma hora), crea un ambiente propicio (habitación oscura, silenciosa y fresca), y evita las pantallas antes de dormir porque la luz azul de móviles y ordenadores afecta la calidad del sueño. Si el dolor dificulta tu sueño, coméntalo con tu fisioterapeuta; a veces usar una almohada extra para elevar una pierna operada, o una posición específica para dormir, puede ayudar. Recuerda: cada noche bien dormida es un día más cerca de tu recuperación óptima.
Alimentación equilibrada e hidratación
“Que tu alimento sea tu medicina”, decía Hipócrates, y esto aplica también en fisioterapia. Tras una lesión, el cuerpo necesita materia prima de calidad para reconstruir tejidos. Las proteínas son esenciales para reparar músculos, tendones y ligamentos; asegúrate de ingerir suficiente proteína magra (carnes, pescado, huevos, legumbres) en tus comidas. También requieren vitaminas y minerales: una dieta rica en frutas y verduras aportará antioxidantes que combaten la inflamación y vitamina C que es crucial para sintetizar colágeno (fundamental en tendones y ligamentos). No olvidemos el calcio y la vitamina D para la salud ósea si has tenido una fractura. Además, grasas saludables como las de pescado azul, nueces o aceite de oliva proporcionan ácidos grasos omega-3, conocidos por sus propiedades antiinflamatorias que pueden ayudar en la recuperación. Igualmente importante es la hidratación: un músculo deshidratado es más propenso a lesiones y se recupera peor. Bebe suficiente agua a lo largo del día, y más si estás haciendo rehabilitación activa o ejercicio.
Como consejo práctico, evita las “calorías vacías” de azúcares y ultraprocesados, ya que promueven inflamación y no nutren. En cambio, opta por alimentos reales: si necesitas energía extra por estar en rehabilitación activa, mejor un puñado de frutos secos o un yogurt, en lugar de bollería. Cada bocado cuenta para darle a tu cuerpo las herramientas para sanar. Y si tienes dudas específicas (por ejemplo, cómo perder peso sin dejar de alimentar bien tus músculos lesionados), Iñigo puede recomendarte pautas generales o colaborar con nutricionistas de confianza en Bilbao.
En resumen, descansar bien, dormir profundamente y comer sano actúan de forma sinérgica con tus sesiones de fisioterapia. Son como el “terreno abonado” sobre el que el tratamiento puede trabajar. Un cuerpo descansado responde mejor a los ejercicios, un cuerpo bien nutrido construye tejido de reparación de mayor calidad, y una mente despejada por el sueño afronta mejor la disciplina de la recuperación. Así que ya lo sabes: haz de estos tres pilares parte de tu tratamiento y verás cómo aceleras tu vuelta a la normalidad, con más energía y menos riesgo de recaídas.
